CASA TORIBIO FIERRO

Promotor/es: 
Toribio G. Fierro
Fecha del proyecto: 
1923
C/ de la Torre nº 3
CASA TORIBIO FIERRO
Fachada
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Introducción

El edificio es uno de los primeros que se levantó en esta calle que, como indica su nombre, tiene su traza alineada con la torre de San Isidoro; afortunada solución de ensamble entre el Ensanche y el casco histórico que brinda una estupenda perspectiva urbana.
Inicialmente el promotor solicitó licencia para construir un cobertizo, aunque rectificó sobre la marcha para acometer una empresa mucho más ambiciosa.
Cuando un cuarto de siglo más tarde se levantó el edificio vecino (nº 5), el arquitecto -Juan Torbado Franco- tuvo la delicadeza de reproducir exactamente la configuración tipológica con un ánimo de homogeneidad, desgraciadamente no muy usual.

Descripción y análisis

La parcela es grande, con una superficie de 1.468 m2, planta de forma trapezoidal, 18 m de fachada y 55,5 de fondo. El edificio se implanta siguiendo estrictamente los cánones de un ensanche decimonónico, entre medianeras, en una franja profunda (21,5 m) adosada la linde pública y dejando libre la parte interior del solar.
Desde el punto de vista espacial y constructivo se organiza en cinco crujías paralelas al eje de la calle, la tercera de las cuales está horadada por dos patios de luces laterales y uno central que ilumina la caja de escaleras. En cada planta hay dos viviendas aproximadamente iguales con la salvedad de la inevitable asignación desigual del número impar de estancias vertientes a la fachada.
Las cuatro primeras crujías tienen luces similares y una distribución muy compartimentada, con pasillos sinuosos y varias alcobas escasas o carentes de iluminación natural. La crujía trasera es más estrecha y alberga una galería acristalada, flanqueada con un aseo y una despensa, por vivienda. Esta solución de consagrar la fachada interior a locales de servicio y espacios de estancia temporal fue muy común en los primeros momentos del Ensanche cuando se pensaba que las manzanas tendrían un gran patio mancomunado. Este supuesto fue trastocado casi un siglo después como consecuencia de una más que dudosa operación, francamente lucrativa para sus promotores, de abrir un vial interior que comunica las calles Padre Isla y Renueva, con la correspondiente edificación adjunta. En este caso la pérdida fue limitada -sólo las vistas- porque la galería está  orientada al norte, hecho que por cierto siembra dudas sobre su pertinencia.
Siempre en esta clase de edificios modestos, con voluntad de aparentar más de lo que realmente son, el esmero y el esfuerzo económico se reservan para la imagen desde la calle. La fachada tiene una composición simétrica y vertical, pautada por unas pilastras que van desde el forjado del techo de la planta baja a la cornisa. Los huecos se disponen alternadamente, con dos cuerpos volados de galerías y tres columnas de balcones, que se coronan con unos ventanucos de dintel escalonado y enmarcados por una moldura que reproduce esa traza. De linaje heteróclito a caballo entre el barroco y el modernismo, el programa decorativo es profuso y ubicuo, con presencia en casi todos los elementos: capiteles de las pilastras, ménsulas de los voladizos y balcones, antepechos, barandillas y balaustres, etc.
Además de las habilitaciones de los locales comerciales, sistemáticamente autistas respecto del conjunto del edificio, la planta baja se alteró con la apertura de un paso de vehículos hacia el interior de la manzana. Aún así, y en su modestia, el edificio testimonia la oferta inmobiliaria dirigida a las entonces exiguas clases medias durante el primer tercio del siglo XX.